El oscuro panorama del transporte de pasajeros en la carretera Bogotá-Villavicencio
Pero lo cierto es que el escenario dista mucho de ser normal, aunque (al menos hasta ahora) hemos evitado las peores consecuencias del cierre de la carretera: los problemas de abastecimiento de alimentos y otros productos en el centro del país, así como comercializan varios en departamentos como Meta y Casanare.
La vía sigue funcionando con serias restricciones: sólo hay movilidad para el tráfico diurno y sólo circulan vehículos de carga de hasta 52 toneladas.
Es decir, para los particulares y, especialmente, para el transporte de viajeros, el camino al Llano sigue siendo una gran línea roja en el mapa.
Pero poco se ha dicho sobre lo que implica el cierre para las empresas de transporte de pasajeros, que normalmente trasladaban cada día por esta ruta unos 15.000 pasajeros a través de unos 460 vehículos despachados, según cifras de la Asociación para el Desarrollo Integral del Transporte Terrestre Intermunicipal, ADITT.
Las cifras del gremio permiten ver la dimensión del palazo: actualmente unas 3.000 personas se movilizan diariamente en 152 vehículos que diariamente toman rutas alternas para desplazarse entre los Llanos y el centro del país.
Según José Yesid Rodríguez, presidente ejecutivo de ADITT y director del Consejo Superior de Transporte, quitar la carretera Bogotá-Villavicencio implica agregar más de 200 kilómetros a la ruta, lo que obviamente se traduce en mayores costos, pero también en una pérdida de productividad para las empresas. y pasajeros, por decir lo menos.
El cierre de la vía para el transporte de viajeros es, para Rodríguez, “una situación muy compleja por las necesidades de movilización de una región y población tan grande, afectando a todos los estratos socioeconómicos. Desde empleos, necesidades médicas, estudios y pequeñas economías que cada día se destruyen.
Este es el escenario que enfrenta Shirley García, quien en tiempos normales viaja entre Bogotá y Villavicencio al menos una vez por semana. “Yo estudio y trabajo en Bogotá, pero mi mamá, una señora mayor, vive en Villavicencio y tengo que ir a verla frecuentemente por motivos de salud”.
Para García, el tránsito entre un lugar y otro pasó de ser cuestión de unas pocas horas los viernes por la noche o los sábados por la mañana a tardar medio día o más en viajar. “Esto hace imposible algo que para mí es fundamental. Lleva demasiado tiempo y además es mucho más caro. No sé cuánto tiempo puedo estar así”.
Según cifras de ADITT, los trayectos actualmente duran entre cinco y siete horas más que las tres horas que normalmente duraría el viaje entre los Llanos y la capital. Y este tiempo extra representa más del doble de la tarifa, ya que viajes que costaban 37.000 dólares subieron a 75.000 dólares.
Desde los cierres por la avalancha en el municipio de Quetame, el gremio estima que más de 350.000 personas han dejado de movilizarse, lo que representa $15.500 millones de pérdidas para las empresas de transporte, así como para los cerca de “1.000 propietarios de vehículos de quienes obtienen su sustento y el de sus familias con la prestación del servicio en este corredor”, afirma Rodríguez.
En sobrecostos, las cifras del gremio hablan de más de $6.500 millones que han tenido que asumir los transportistas.
A estas alturas de la historia, desde el derrumbe de Quetame, unos 525.000 pasajeros deberían haberse desplazado por la vía a los Llanos, pero poco más de 100.000 lo han hecho, según cuentas de ADITT.
Según la Agencia Nacional de Infraestructura, la vía a Llano está experimentando una reapertura gradual en tres fases. El primero fue el que entró en vigor la semana pasada, en el que sólo se permitirá la movilización de transporte de carga.
Para las fases dos y tres, en las que entrarían en juego autobuses intermunicipales y vehículos particulares, aún no hay fecha fijada.
Por eso, uno de los principales pedidos que hace Rodríguez al Gobierno nacional es que “se apoye esta situación, aliviando los costos de operación por medios alternativos, sin cobrar peajes, por ejemplo”. Asimismo, cuando se abra el corredor se priorizará el transporte intermunicipal y no solo de carga”.